Gastronomía

Lanzahíta adquiere un sabor diferente en cada estación del año con productos propios de la tierra, del campo o del monte.

Otoño

En esta época del año, entre las hojas secas que cubren los montes, asoman diversos hongos y setas perfectos para la cocina. Así, son típicos en Lanzahíta las patatas con níscalos, las croquetas de boletus y el pudin de castañas, fruto indispensable para cualquier buen postre.

Invierno

En la estación más fría del año, los vecinos de Lanzahíta entran en calor con deliciosos platos tradicionales como los callos, las migas o los choricillos asados en la lumbre, teniendo siempre a mano un producto imprescindible: el aceite de oliva.

Además de estos platos típicos, con motivo del Día de San Blas, los lanzahiteños preparan, como vienen haciendo desde hace más de un siglo, los tradicionales Bollos de San Blas. Unas deliciosas rosquillas que cada año elaboran artesanalmente para que las disfrute todo el pueblo.

Primavera

Junto con las flores y el buen tiempo, en esta época brotan en los montes los preciados tarallos y los espárragos silvestres. Estos productos preparados con jamón o en tortilla de patata dotan a los platos de un sabor a campo único. Los primeros tarallos salen en las zonas más húmedas, cerca de la garganta La Eliza, pero más adelante pueden encontrarse por toda la zona del pueblo. Uno de los trucos para eliminar el amargor que caracteriza a esta delicia es añadirles miga de pan.

Además de los platos y productos típicos de esta tierra, desde el 2013 se celebra entre abril y mayo un exitoso concurso de tapas: La Tapahíta. Cada año, este evento reúne a cientos de personas deseosas de probar las suculentas tapas que los establecimientos de la localidad preparan con productos característicos de Lanzahíta: níscalos, solomillos, pisto, huevos de campo, croquetas de boletus… Un acontecimiento digno de ver y de degustar…

Verano

Por último, en la época estival, un viaje por las tierras lanzahiteñas ofrece la oportunidad de comprar y degustar dos de los productos más representativos de la comarca: la sandía y los espárragos verde y blanco. Estos singulares manjares de Lanzahíta producen auténticas explosiones de sabor a través de la crema de espárragos blancos, la tortilla de espárragos verdes o mediante una fresquita raja de sandía.

Para aquellos que queráis abrir boca y descubrir cómo nos cuidamos los lanzahiteños, os dejamos la receta de uno de los platos más conocidos de nuestra localidad.

Guiso de patatas con níscalos

Ingredientes:

– 1 kg de níscalos – 1 tomate rojo maduro
– 5 patatas medianas – Pimentón dulce
– 1 pimiento verde – Taquitos de jamón de jabugo
– 1/2 pimiento rojo – Sal
– 2 dientes de ajo – Perejil picado
– 1 cayena – Agua
– 1/2 vaso de vino blanco  – Aceite de oliva virgen extra

Modo de preparación:

Limpiamos los níscalos de tierra, dejando que entre bien el agua en la parte interior (entre las láminas) para eliminarla. Les cortamos la parte baja del tallo (la que ha estado en contacto con la tierra) y los troceamos en taquitos.

En una cacerola con base de aceite caliente, echamos los pimientos lavados en trozos pequeños. Cuando empiecen a ablandarse, añadimos la cebolla y los dientes de ajo bien picaditos y, a continuación, la cayena. Lo pochamos todo y echamos el tomate pelado en trocitos pequeños. Cuando el agua que suelta comience a evaporarse y esté blando, añadimos el jamón serrano y damos un par de vueltas.

Después, echamos los níscalos y rehogamos bien, dejando que se reduzca el agua hasta que quede una salsa espesita. Luego, añadimos una cucharadita de pimentón dulce y las patatas peladas y troceadas, y lo rehogamos todo.

Tras un par de minutos, añadimos el vaso de vino blanco, agua para cubrir las patatas y el perejil picadito. Por último, dejamos que cueza todo durante unos 20 minutos (hasta que la patata esté hecha) y lo servimos caliente.

¡¡¡Buen provecho!!!